terça-feira, 29 de outubro de 2013

CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. Monseñor Ottavio Michelini

CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. Monseñor Ottavio Michelini



SOY HOMBRE PECADOR

Te creo, oh Jesús mío, Uno, con el Padre y con el Espíritu Santo en la Unidad de naturaleza, esencia y de voluntad y en la Trinidad de personas.
Jesús, tómame de la mano y arrástrame donde, como y cuando quieras Tú. Sé en mí fermento de transformación sobrenatural, de purificación, día y noche pero especialmente en la Santa Misa.
Jesús mío, ¡acéptame como soy para volverme como Tú quisieras que yo fuera! Enséñame tus caminos y condúceme por ellos.
Jesús, sé Tú quien dirija mis pasos en la realización de tu Voluntad. Revélame, oh Señor, tus pensamientos y tus deseos, y ayúdame a ponerlos en práctica en la vida de cada día.
Sé }tú, oh Jesús, en mí en le creer y en esperar, en amar y confiar; se Tú en mí en el callar y aceptar, en el sufrir y ofrecer. Sé Tú en mí en el rezar y adorar, en el hablar, en el vivir en mí.
Jesús mío, auméntame sin límites la fe, la esperanza la caridad; acrecienta ilimitadamente la sabiduría, la justicia y la fortaleza, la piedad, el temor de Dios y la templanza.
Jesús, dame sin medida la seguridad y la confianza, la humildad y el arrepentimiento, el abandono y el espíritu de de mortificación y de obediencia, de pobreza y de pureza.
Revive en mí, o Jesús, tu paciencia y mansedumbre, tu clemencia. Jesús mío, ten piedad de mí: soy hombre pecador.


AMARTE SIN LÍMITES

Señor soy menos que gusano, un puñado de polvo, Dios mío soy solamente pecado.
De Tí he recibido todo: de Tí la vida, la gracia y la luz. Tú solo eres Grande, eres el Santo, Tú el Omnipotente y el Omnisciente; Tú solo el Omnipresente.
Señor, si yo te amo es porque Tú me has dado el amor.
Si yo espero en Tí es porque me has dado la esperanza.
Señor, si yo creo en Ti es porque Tú me has dado la fe, Señor mío Tú eres el Todo, yo la nada; Tu la Luz, yo las tinieblas; Tú La vida, yo la muerte; Tú la Verdad, yo el error. Señor yo soy la necedad, Tú eres la Sabiduría.
Dios mío, has puesto desde la eternidad tu mirada misericordiosa en mí, que soy como un gusano que se arrastra en el polvo.
Ven, Oh Jesús mío, con el Padre y el Espíritu Santo, ven a tu "gotita de agua que cae hacia abajo", Ella te quiere amar sin límites y sin limitaciones pero no podrá si Tú no vienes a ella. Sé por tanto Tú el alma de mi alma, dame tu Espíritu que es fuego que arde y que transforma, que ilumina y calienta, que purifica y vivifica.
Sé Tú el alma de mi corazón, de mi cuerpo, de toda mi vida. Sólo así, Jesús, puedo amarte verdaderamente sin límites.
Así quiero amarte por el tiempo que no te he amado, por aquellos que desde el principio no te han amado, por quien actualmente no te ama y por los que no te amarán hasta la consumación de los siglos; te quiero amar por los condenados que te odiarán por la eternidad.
Corazón misericordioso de Jesús, ten piedad de mí. Soy un hombre pecador.


AMIGOS DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

"Hijo mío, escribe:
Yo, Jesús, quiero una institución que desarrolle de todas las maneras la fe, la devoción, amor y el culto a Mí, realmente presente en el Misterio de fe y de amor por excelencia, la Eucaristía.
1. A esta Pía Unión podrán adherirse todos, niños y niñas, muchachos y muchachas, hombres y mujeres sin discriminación de edad.
2. Su finalidad es la de favorecer en si mismos y en los demás, en todas las formas aprobadas por la Iglesia, la fe y el amor a Mí, realmente presente en el Misterio Eucarístico.
3. Su objetivo es:
-La visita diaria a Mí en la Iglesia, o al menos una visita y comunión espiritual hecha en casa si no es posible ir a la iglesia.
-La Santa Comunión (al menos) semanal.
La hora de adoración al menos mensual.
La reunión una vez al mes.
Es bueno tener un pequeño registro con el nombre de los que se adhieren.
5. Es función del Párroco o quien haga las veces, la dirección del grupo y el desarrollo de las catequesis de la Eucaristía en las reuniones, y estimular, con el ejemplo y con la palabra, el amor a Mí en el Santísimo Sacramento.
Esta Pía Unión será llamada: "Amigos del Santísimo Sacramento".
Yo, Jesús, deseo vivamente esto; no se pierda tiempo"

Algunos sacerdotes han acogido ya la invitación (3 Diciembre 1975) y algunas asociaciones, en el silencio y el fervor, están ya germinando.
Se tenga presente que:
La Pía Unión será dirigida por un consejo formado por el Director, un secretario, un tesorero (para las ofrendas que puedan venir; no se moleste sin embargo ninguno en pedir) y por dos o tres consejeros, nombrados por la asamblea de los adherentes.
El tema de las reuniones será siempre y solamente eucarístico, además de las propuestas y discusiones sobre los medios más convenientes para hacer vivir la Pía Unión.
Satanás no quiere ciertamente esta Pía Unión y no faltará de crear obstáculos. Hace falta resistir y contraatacar, quemando etapas con la oración, especialmente con el Rosario.
Jesús (y con Él la Madre Celeste) mira con complacencia a todos aquellos que tomen seriamente a pecho Su invitación. Esta Pía Unión no es más que una actualización de las Confraternidades del Santísimo Sacramento.

CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. (Monseñor Ottavio Michelini)






LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS.

Hijo, te he dicho repetidamente que Yo soy el Amor, donde hay amor estoy Yo.
Yo Soy el Amor Infinito, Eterno, Increado, venido a la tierra a reconciliar y por consiguiente reunir con Dios a la humanidad arrancada del odio.

El amor por su naturaleza tiende a la unión, como el odio por su naturaleza tiende a la división. Nosotros somos Tres, pero el Amor Infinito nos une íntimamente en Uno solo, en una sola naturaleza, esencia y voluntad. El amor me ha llevado a Mí, Verbo eterno de Dios hecho carne, a inmolarme a fin de que se diese a todo hombre la posibilidad de unirse en Mí a Dios, y formar Conmigo una sola cosa, como Yo soy una sola cosa con mi Padre que me ha enviado.

Hijo, desde hace más de cien años el Materialismo como sombra oscura y densa, envuelve buena parte de la humanidad.

Él ha ofuscado también en mi Cuerpo Místico, esto en el alma de muchos fieles y sacerdotes, el dogma de la Comunión de los Santos que es una realidad espiritual grandiosa, viva, verdadera y operante en Cielo y tierra.

No hay términos aptos para explicar su grandeza, potencia y actuación vibrante de amor y de vida. No hay palabras en vuestro lenguaje, aptas para hacer comprender el invisible, misterioso intercambio que encuentra su centro en mi Corazón misericordioso.

Pocas son las almas que han comprendido, y pocos son también los sacerdotes que, además de creer abstractamente, viven activamente en esta Comunión con los bienaventurados comprensores del Paraíso, con las almas en espera en el Purgatorio y con los hermanos militantes en la tierra.
La muerte, contrariamente a los prejuicios con respecto a ella, no pone fin a la actividad de las almas. La muerte que, con palabra más precisa deberiais llamar "tránsito", es un pasar del tiempo a la eternidad, que no es poner fin a la actividad del alma, sea en el bien, sea en el mal.

LA FAMILIA DE DIOS.

En cualquier familia ordenada en el amor, cada miembro que la constituye, concurre al bien común en un intercambio de bienes dados y recibidos en una comunión armoniosa.

En un grado con mucho superior, así es en la gran Familia de todos los hijos de Dios: militantes en la tierra, en espera en el Purgatorio y bienaventurados en el Paraíso.

Por tanto es necesario, con el fin de volver cada vez más rica de frutos divinos la fe en esta Realidad divina y humana, brotada de mi inmolación en la Cruz, tener sobre ella ideas precisas.

Se debe:

1) Creer firmemente en le dogma de la Comunión de los Santos.

2) Cuando se habla de la familia de los hijos de Dios, los sacerdotes deben dejar bien claro que a esta familia pertenecen los peregrinos en la tierra, las almas en espera en el Purgatorio y los justos del Paraíso, esto es los santos.

3) Los sacerdotes (muchos de los cuales ponen el acento casi exclusivamente en las cuestiones sociales en favor de los hermanos militantes, deplorando con razón las injusticias perpetradas) olvidan casi siempre las injusticias más graves hechas en perjuicio de los hermanos que están en el Purgatorio.

Para tal gravísima omisión se necesita o no creer en el Purgatorio o no creer en el tremendo sufrimiento al que las almas purgantes están sometidas.

La necesidad de ayuda de las almas en espera es bastante más grande que la de la criatura humana que más sufre en la tierra.

El deber en fin de caridad y de justicia hacia las almas en pena es mas acuciante para vosotros en cuanto que, no raras veces, hay allí almas purgantes que sufren por culpa de vuestros malos ejemplos, porque habéis sido cómplices con ellas en el mal o en cualquier forma ocasión de pecado.

Si la fe no es operante, no es fe.


ORACIÓN DE MONSEÑOR OCTTAVIO MICHELINI


SOY UN HOMBRE PECADOR

Te creo, oh Jesús mío, Uno, con el Padre y con el Espíritu Santo en la Unidad de naturaleza, esencia y de voluntad y en la Trinidad de personas.

Jesús, dame una correspondencia sensibilísima e inmediata, generosa, valerosa y perseverante.

Jesús, tómame de la mano y arrástrame donde, como y cuando quieras Tú. Sé en mí fermento de transformación sobrenatural, de purificación, día y noche pero especialmente en la Santa Misa.

Jesús mío, ¡acéptame como soy para volverme como Tu quisieras que yo fuera! Enséñame tus caminos y condúceme por ellos. Jesús, sé Tú quien dirija mis pasos en la realización de tu Voluntad.

Revélame, oh Señor, tus pensamientos y tus deseos, y ayúdame a ponerlos en práctica en la vida de cada día. Sé Tú, oh Jesús, en mí en el creer y en esperar, en amar y confiar; se Tú en mí en el callar y aceptar, en el sufrir y ofrecer. Sé Tú en mí en el rezar y adorar, en el hablar, en el vivir en mí.

Jesús mío, auméntame sin límites la fe, la esperanza, la caridad; acrecienta ilimitadamente la sabiduría, la justicia y la fortaleza, la piedad, el temor de Dios y la templanza.

Jesús, dame sin medida la seguridad y la confianza, la humildad y el arrepentimiento, el abandono y el espirita de mortificación y de obediencia, de pobreza y de pureza. Revive en mí, o Jesús, tu paciencia y mansedumbre, tu clemencia.

Jesús mío, ten piedad de mí: soy un hombre pecador.

QUEJAS DE JESÚS SOBRE LA CONFESIÓN.



CONFIDENCIAS DE JESÚS
A MONSEÑOR OTTAVIO MICHELINI

1. JUECES DE CONCIENCIAS (CONTRADICCIONES EN LA PASTORAL)

Eso lo saben ellos y lo saben también muchos confesores que continúan absolviendo todo y a todos. Por la mañana Santa Comunión, que al fin no es santa, por la tarde se fre­cuentan bailes, lugares y encuentros en los que la exaltación de la sensualidad es ley.

Los adúlteros se confiesan ya con la seguridad de que no faltará el sacerdote siempre pronto a absolverles. Se han olvidado las palabras claras y precisas "Nolite ponere margaritas ante porcos". Se ha olvidado que los Sacramentos son los frutos preciosos de mi Redención.

Se han olvidado las palabras con las que Yo, Salvador y Liberador, he conferido a mis Apóstoles y a su Sucesores el poder de perdonar o retener los pecados.

Se han olvidado muchos sacerdotes de que han sido constituidos jueces de las conciencias. Y es función del juez, en el ejercicio de su profesión, el indagar sobre los delitos, sobre la entidad de los delitos.

La facilonería con que se absuelve siempre todo y a todos no responde al designio de mi Misericordia sino a un plan de Satanás. Transformar los medios de salvación en medios de condenación, y desacreditar el valor infinito de la Gracia y de los medios por Mí queridos para distribuirla.

Te he hablado de Misas sacrílegas, ahora te digo que a las Misas puedes añadir las Confesiones sacrílegas, a veces doblemente sacrílegas. De las Comuniones sacrílegas he aquí, hijo, dónde están las raíces. Este laxismo que vuelve indiferenciable lo lícito de lo ilícito, el bien del mal, ¿dónde tiene sus raíces? He aquí por qué urge la revisión sin vacilaciones.

La anarquía ha entrado sin oposición, del externo también al foro interno por lo que algunos sa­cerdotes se hacen autores de nuevas doctrinas y de una nueva moral que todo admite y que todo aprueba.

Las consecuencias son por sí mismas comprensibles: para muchos sacerdotes el sexto y el noveno Mandamientos no tienen ya razón de ser. Esto es suma soberbia, esto es quererse sustituir a Dios, esto es no creer en Dios, esto es no creer en la Omnipotencia, Omnisciencia y Omnipre­sencia de Dios.

Satanás a continuación induce a sacerdotes a que repi­tan su pecado de soberbia y de desobediencia. Él ha encon­trado aliados fieles en mi Iglesia, induciéndoles a hacerse colaboradores suyos en la obra de desmantelamiento.

Pero Satanás y estos sus colaboradores ¿ignoran tal vez mis palabras que no cambian: "Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los tiempos y las puertas del In­fierno no prevalecerán"?

¡Mi Iglesia será purificada, será liberada mi Iglesia!

Lo exige mi amor por ella, lo exige la justicia, lo exige mi Misericordia. De esto no se tiene la apropiada visión.



2. INSTRUMENTO DE PERDICIÓN

Yo te he dicho, hablando de la Confesión, que el modo en que se administra este Sacramento no responde del todo a un plan de mi Misericordia y de mi Amor sino más bien a un perverso designio del Maligno.

El no ha dejado nada sin intentar por transformar este Sacramento, medio de resurrección y de vida, en un mortífero instrumento de perdición, oscureciendo él, Príncipe de las tinieblas, este precioso fruto de mi Redención.

Te he dicho en un reciente mensaje, que he constituido a mis sacerdotes en jueces de las conciencias. ¿Cómo?... ¿No soy Yo el Eterno Sacerdote?...

Cuando vosotros, llamados por Mí, os habéis consagrado a Mí, Yo os he participado a vosotros mi Sacerdocio, o sea, os he llamado a formar parte de mi Sacerdocio, como en su tanto participo a las almas (con los otros Sacramentos) mi Vida sobrenatural.

Pero Yo soy el Ser infinitamente simple: no hay en Mí atributos o perfecciones distintas. Yo soy el Ser infinitamente perfecto, y en Mí están todas las perfecciones.

Yo soy el Eterno Sacerdote, Yo soy el Eterno Juez. Soy el Eterno Amor y la Eterna Justicia, soy la Eterna Misericordia.

A Mí, Juez está reservado el juicio particular de todo hombre, juicio sin apelación, irrevocable que tendrá su conclusión final con el juicio universal, y esto sea para la huma­nidad o sea para la naturaleña angélica.

Yo, el Juez infinitamente justo, juñgo a cada hombre con justicia. Ser jueñ quiere decir absolver o condenar con justicia las culpas de quien ha pecado.

Todo sacerdote debe ser juez recto, justo e imparcial. Este poder no es de ellos sino de Mí, Eterno Jueñ.

Muchísimos ejercitan este poder como si fuese de ellos; administran este poder sobrenatural con una facilidad e inconsciencia que hace estremecer a quien tiene un poquito de sensibilidad espiritual.

Se ayuda a los penitentes a encontrar todas las justificaciones posibles a sus pecados, concluyendo que la misericordia de Dios es grande.

Confesiones sacrílegas

La Misericordia de Dios no es solo grande sino que es infinita, pero esto no autoriña a ninguno a abusar de ella en un modo tan vergonzoso.

Es importante, hijo, y por eso te repito esta cosa: "¡No os volváis de administradores de la justicia divina, en cómplices del demonio, de instrumentos de salvación, en instru­mentos de perdición!".

De Dios no se puede uno reír impunemente. Las palabras con las que Yo he instituido este medio de salvación, son de una claridad inequívoca: Perdonar o retener los pecados.

No puede haber Confesión válida sin arrepentimiento sincero, no puede haber arrepentimiento sincero sin un serio y eficañ propósito de no querer pecar más.

Muchas Confesiones son nulas. Muchas son dos veces sacrílegas. Quien se confiesa sin tener las disposiciones requeridas y quien absuelve sin cerciorarse que las requeridas disposiciones existan, profana el sacramento y comete un sacrilegio.

Envilece este prodigioso medio de salvación, transmutarlo en medio de perdición, aquel sa­cerdote que se hace cómplice del malvado designio de Satanás. No busca a Dios ni el bien de las almas, sino se busca a sí mismo y es en verdad terrible anteponer a sí mismo a Dios.

—Entonces Señor...

Sí, hijo mío, no estúpido rigor, sino rectitud y justicia.

¿Porqué habría dicho a los Apóstoles y a sus sucesores: "Andad, y a todos aquellos a quienes perdonareis los pecados les serán perdonados y a quienes se los retuviereis les serán retenidos?” Es evidente que con estas palabras se les pide un serio y equilibrado juicio que no admite compromisos con ninguno, ni con la propia conciencia, ni con el penitente y mucho menos Conmigo.

Ya nada es pecado

Muchas cosas, hijo mío, voluntariamente las repito para imprimir mejor en el alma de mis sacerdotes este punto focal de la pastoral actual. Sí, se absuelve todo y a todos sin ninguna discriminación.

Para muchos sacerdotes es además tan fácil absolver, porque ya nada es pecado... La pureza ya no es una virtud; la paternidad responsable, que justamente entendida es cosa buena, se ha vuelto motivo de todas las licencias en las relaciones matrimoniales.

Bajo el pretexto de favorecer la cultura se autorizan las lecturas más perjudiciales en las que los gérmenes de la lujuria y de los errores filosóficos y teológicos se arrojan sin parsimonia.

Hoy todo está basado en el fraude, en el hurto; la justicia exige que el confesor se asegure del serio, eficaz propósito de restituir lo quitado. Muchísimas veces, ni siquiera se advierte al penitente de este estricto deber.

En nombre del progreso, para convencer al penitente que el confesor es hombre moderno a la altura de los tiempos se cierran ambos los dos ojos.

Estas cosas se pasan por alto por quien tiene la responsabilidad de combatir el mal desde sus raíces, siempre, en todas partes y sin descanso para no ser superados (como en verdad lo seréis) en esta oscura y tremenda hora que estáis a punto de vivir.

Te bendigo y Conmigo te bendicen la Madre y San José.

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MENSAJES DE JESÚS A LA VIDENTE
CONCEPCIÓN CABRERA DE ARMIDA

3. DEL ABUSO EN LOS CONFESONARIOS

Otro punto muy importante, en el que mucho sufre mi Corazón, es en el de los confesonarios.

Muchos confesonarios sirven para comercios infames, y para activar malas pasiones. Se cubre con lo santo, con lo que debiera ser intachable, muchos crímenes nefandos, muchas citas no santas y se concertan atrocidades de horribles consecuencias para la Iglesia y para las almas.

Se toman también los confesonarios como instrumentos para cariños humanos, para alabanzas mutuas, se sostienen almas que buscan al confesor y no a Mí en ellos: manchan este lugar sagrado con chanzas y conversaciones nada dignas de ese santo lugar.

Pero mi mayor pena, en este Sacramento purificador y santo, es cuando sacerdotes indignos, manchados toman a la Trinidad Santísima para absolver los pecados, y por este Poder, conferido al sacerdote, se borran esos pecados confesados con las disposiciones debidas; pero en el sacerdote manchado que absuelve, queda el horrible pecado mortal duplicado.

El sacerdote indigno que me representa, peca al tomar lo sagrado; y abusa del sacramento, en este sentido, de tomar el poder que le he conferido en labios, en manos y en corazón manchado.

Éste es otro suplicio, entre tantos que sufro en mi Iglesia, que soporto en silencio sin retirar mi poder; ¡el poder de todo un Dios!, como es el de perdonar el sacerdote los pecados, representándome.

Abre el cielo a las almas, el sacerdote indigno y se lo cierra él; perdona, en mi Nombre bendito, el que no pide perdón al cielo.

Abusa de mi confianza, y si éste es un crimen aun tratándose en lo humano, pues ¿qué será tratándose de lo divino, de lo que me costó la Sangre y la Vida?

Cada sacramento me costó la Sangre y la Vida, y en cada absolución el sacerdote toma Sangre, la Sangre del Cordero, para borrar los pecados. Pero que toquen mi Sangre manos impuras, me horroriza.

Y Yo, callo; y Yo sigo obrando y cumpliendo mi palabra en la Iglesia: y Yo me dejo manejar en mis Sacramentos de manos indignas, de corazones descarriados, de ministros humanizados hasta los tuétanos.

¿Cómo aconsejar pureza el que no la tiene; prodigalidad el que es avaro, paciencia el iracundo, humildad el soberbio, etc.?

Espejos donde los fieles se miren deben ser mis sacerdotes, pero ¡cuántas veces las almas no ven en ellos sino intolerables defectos en su dignidad, y hasta pecados en sus inicuos procederes!

¡Pidan por mis sacerdotes culpables! Pidan luz para que considerando profundamente mi papel, siempre de Víctima, se compadezcan ellos de Mí; ¡siquiera mis sacerdotes que deben ser mi corona, que no agreguen hiel a la que me dan los mundanos!”


4. PELIGROS EN LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL

Un gancho de Satanás para los sacerdotes es que cuando encuentran almas perfectas se les pegan interiormente con el santo pretexto, aunque interior, de aprender de ellas, de que Yo les comunique algo por su conducto.

Muy peligroso es este camino. Cierto es que hay almas más santas que las de algunos sacerdotes; cierto que tienen que aprender de ellas; pero de esto, a encariñarse con ellas, hay un paso y el sacerdote y la dirigida deben estar muy alertas en su corazón y tenerlo a raya y aumentar su oración y tocar el sacerdote muy sobrenaturalmente a aquella alma, porque ¡cuánta tierra se mezcla con lo divino!

¡Cómo Satanás ofusca en este delicado punto y hace ver lo no recto con todos los visos de que lo es!

Y así comienzan muchas direcciones y confesiones que al jugar con fuego llegan, cuantas veces, a quemarse!

Mucha gloria que me quitan los sacerdotes en las almas cuando se quedan ellos como fin y no como medios que las conduzcan a Mí. Cuidado con robarme corazones, cuidado con entibiar el fervor en las almas por dejar mezclarse la tierra.

Muchas espinas tiene mi Corazón en este punto de poner en las almas tierra, atoramientos con el confesor, cariños que si no manchan, empolvan y quitan el brillo humanizando.

Claro está, que los confesores y directores deben tener cierto atractivo santo y espiritual para con las almas; pero en su deber, en su rectitud, y hasta en su talento debe estar muy clara la raya que separe lo humano de lo divino, lo divino de lo humano.

En el sacerdote está el poner un ‘hasta aquí’ y no dejar pasar de ahí los corazones; le propio y los ajenos. Sólo Yo, sólo en Espíritu Santo tiene derecho absoluto, campo abierto para con las almas. ¡Cuidado, repito, con engañarse!

Este campo, ordinario y extraordinario, como les digo, tiene innumerables peligros que dan acceso a que Satanás coseche frutos para él, y con pinzas se deben manejar a las almas y, sobre todo, con la coraza de mucha oración, de mucha pureza de alma, y de ayuda del Espíritu Santo.

Tiene forzosamente los sacerdotes que recorrer esta senda de confesonario, y muchos, de direcciones espirituales; es su deber, pero espinoso deber, erizado camino en el que tienen que poner sus plantas sin lastimarse ni lastimarme.

Con estudios serios del caso, con cierta experiencia y astucia, con santidad personal y vida de unión con Dios, se pueden manejar a las almas y llevarlas directamente a Mí sin temor.

Estas cualidades deben tener los confesores y los directores sobre todo. Conocimiento práctico de la vida interior; conocimiento práctico del corazón humano, y mucho Espíritu Santo que sea el velo, el intermedio entre el confesor y la confesada, entre el director y la dirigida.

¿Cómo dar a Dios, quien no tiene a Dios y en los grados que debiera tener a Dios?

¿Cómo tocar las profundidades de un alma pura, el que no ve más que la superficie de la vida espiritual?

¿Cómo internarse en regiones intrincadas, en las que el Espíritu Santo y Satanás se disputan el puesto, los directores que solo conocer la corteza de las almas?

¿Cómo conocer los engaños del demonio y sus astutas redes y la sutileza de sus procederes, ¡Tantos!, los que no tienen la luz de lo alto, la del Espíritu Santo?

¿Cómo dirigir acertadamente los que no tienen el don de consejo ni lo han pedido ni se han hecho capaces, no digo dignos de recibirlo?

¿Cómo conducir un ciego, un miope en la vida espiritual, a las almas que se le confían?

Mucho tengo que lamentar en este punto capital de las almas en el que mis sacerdotes, muchos, se dan de cabezazos y no aciertan ni a comprender ni ha llegar al fondo de los corazones ni a discernir en los espíritus el trabajo del demonio ni en el Espíritu Santo.

Y por esto, ¡cuántos designios de Dios en las almas se quedan truncos, cuánta vida espiritual se pierde y muere por culpa de mis sacerdotes!, por su falta de estudios, por su falta de virtud, de oración, de vida interior y de trato íntimo Conmigo, de luz, de Espíritu Santo. Y al tocar este punto del Espíritu Santo, diré que lo contristan mis sacerdotes muy frecuentemente en muchas cosas: en adelantarse a su acción en las almas al abrogarse derechos que no tienen, en querer ser más que Él, en cierto sentido, por no esperar que obre en los corazones y atropellar su acción, quitar sus derechos, disponer de los corazones como si no tuvieran un Dueño superior que las gobierne y las rige.

El papel del director es ir detrás del Espíritu Santo y no adelantarse a Él. Es pedirle sus dones y vivir subordinado a su acción en él y en las almas; es vivirlo y respirarlo, ser su nido, tener su luz, y vivir una vida toda sobrenatural y divina.

No todos los sacerdotes pueden ser directores si no tienen las condiciones para ello, porque se hacen acreedores a muchos fracasos; pero si, todos los sacerdotes deben procurar serlo para mi servicio íntimo en las almas, pero con las condiciones dichas.

Muy difícil es ser un buen director espiritual, prudente y santo, pero no cuando Yo ayudo, cuando se tiene gracia de estado, virtud y Espíritu Santo.

La vida mística se detiene por falta de directores santos y esto es una merma para los fines de mi Iglesia, ¡pero se desarrollará bajo estas condiciones y dará grande gloria a la Trinidad!”
 

CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE, Monseñor Ottavio Michelini.


EXAMEN DE CONCIENCIA.

La gravedad de la situación impone un plan válido para todos, para llevarse a la práctica por todos al vértice y a la base, con obligado examen de conciencia que lleve a las siguientes conclusiones.

-¿Estamos convencidos de la necesidad de revisar seriamente la concepción sobre la que está basada nuestra vida? ¿Es vida integralmente cristiana? ¿O del todo pagana?

¿Estamos dispuestos a elaborar un nuevo plan de vida interior? ¿Un nuevo modo de vivir nuestra fe, la esperanza, la caridad, la vida de gracia?

¿Estamos dispuestos a hacer lo que hacen tantos hombres con laborioso empeño, para adiestrarnos contra las fuerzas del Mal con una verdadera cruzada de oración y de penitencia?

¿Estamos dispuestos a hacer callar los tumultos que se levantan en torno a nosotros (y son tantos) para escuchar en el silencio y en el recogimiento las invitaciones que nos vienen de lo Alto, para ayudarnos a conjurar los peligros que nos dominan?

¿Estamos dispuestos a retornar a una devoción sincera, a la Madre de Jesús y Madre nuestra? ¿A acoger su llamada a la mortificación y a la penitencia?

¿Estamos dispuestos a un regreso sincero y vivo a Jesús Eucaristía?

Si mis Sacerdotes, TAN OCUPADOS EN TANTAS ACTIVIDADES, quieren ser objetivos, deben admitir que NO OBSTANTE SU FEBRIL TRABAJO, NO OFRECEN YA, SALVO EXCEPCIONES, MOTIVOS DE CREDIBILIDAD.¿Se han secado quizá las fuentes de la Gracia? ¡No! Mi Corazón misericordioso está siempre abierto.

En sí mismos deben volver a buscar las causas. Se necesita poner la segur a la raíz, QUIERO DECIR QUE URGE QUE CAMBIES LA RUTA PRIMERO VOSOTROS SACERDOTES, SI QUERÉIS QUE EL GRUESO DEL EJÉRCITO OS SIGA.

Para esto sí que vale la pena de encontrarse y en una leal y sincera fraternidad elaborar un nuevo plan de reforma espiritual. ¿NO ES ESTO AL FIN LO QUE OS PIDE EL CONCILIO?


Vida de gracia, unidad y obediencia, fin de la anarquìa, lucha contra el demonio y contra el mal de descender a compromisos, son los grandes temas que verdaderamente hay que profundizar, en el vértice y en la base.

¿Qué se espera todavía para hacerlo?

Miedo, vergûenza, respeto humano, apego a una vida còmoda... ¡Convertìos, convertíos! No os de miedo ni os escandalice esta invitación.

Yo y mi Madre, que tanto os amamos, estaremos a vuestro lado. Se trata de la salvación de vuestra alma y de aquellas que se os han confiado.

Hijo, te bendigo; ámame.
 

CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. (Monseñor Ottavio Michelini)

LA VIDA CONTINÚA.

Hijo mío, se necesita hacer entender con claridad que la vida continúa después de la tumba. Todos aquellos que os han precedido en el signo de la fe, sea que estén en el Purgatorio o ya en el Paraíso, todavía os aman con amor mas puro, más vivo y más grande.
están animados por un gran deseo de ayudarlos a superar las duras pruebas de la vida para que alcancéis, como ellos ya han alcanzado, el gran punto de llegada, el fin de la vida misma.
Ellos conocen ya muy bien todos los peligros que acechan a vuestras almas. Pero su ayuda con respecto a vosotros, está condicionada en buena medida por vuestra fe y vuestra libre voluntad para acercaros a ellos con la oración y con la confianza en su eficacísimo patrocinio ante Dios y la Virgen Santísima.
Si los sacerdotes y los fieles están animados de vivísima fe, conscientes de los inagotables recursos de gracias, de ayudas y de dones que pueden obtener de este Dogma de la Comunión de los Santos, verán centuplicado su poder sobre las fuerzas del Mal.
Yo he dotado a mi gran Familia de riqueza y potencia insondable y la robustezco con la fuerza invencible de un Amor infinito y eterno.



RECURSOS INUTILIZADOS.

Mis sacerdotes instruyen a los fieles con palabras simples y claras, diciendo que vuestros hermanos que han cumplido ya en la tierra el periplo de su vida temporal, no están divididos de nosotros, no están lejanos de vosotros.
Decid también que no están inertes y pasivos a vuestro respecto sino que, en un nuevo estado de vida más perfecta que la vuestra, os están cercanos, os aman. Ellos toman parte, en medida de la perfección alcanzada, en todas las vicisitudes de Mi Cuerpo Místico.
Os repito que ellos no pueden descartar vuestra libertad pero, si son solicitados por vuestra fe y por vuestras invocaciones , os están y estarán cada vez más cercanos en la lucha contra el Maligno. Os miran, os siguen e intervienen en la medida determinada por vuestra fe y por vuestra libre voluntad.
Hijo mío, ¡Qué inmensos tesoros ha predispuesto mi Padre para vosotros! ¡Cuán inmensos recursos inutilizados! ¡Cuántas posibilidades de bien dejadas caer en el vacío!

Se afirma creer, pero no hay más que un mínimo de coherencia con la fe en la que se dice creer.
Te bendigo. ¡Ámame!

REMEDIOS ESPIRITUALES.

- Señor, a mí me parece que hay tantas iniciativas y actividades en acción en tu Iglesia, precisamente para contener el mal.
Hijo mío, no faltan actividades e iniciativas, estudios y encuentros; hasta demasiados hay de eso. Pero te he dicho que urge poner la segur a la raíz, lo que quiere decir tener el valor de buscar las causas verdaderas de esta derrota del mundo cristiano de hoy.
El Concilio ha indicado estas causas, pero poquísimos las han tomado en serio. La mayoría con diabólica insensatez, han tomado el apunte para generar confusión y anarquía en Mi Cuerpo Místico, entre mis soldados, entre mis fieles. Los remedios para eliminar las causas de tantos males espirituales no pueden ser sino espirituales. Es obvio, los remedios os los he indicado con los luminosos ejemplos de mi vida, pasión y muerte.
El primer remedio, fundamental y seguro es la auténtica conversión. Ninguno debe maravillarse, ni los fieles ni mucho menos los sacerdotes. Comiencen mis sacerdotes a examinarse sobre su vida interior ¡cuánto encontrarán que deben rehacer!
Rehacerse a si mismos para rehacer a los demás, santificarse a sí mismos para santificar a los demás; menos lecturas inútiles y nocivas, menos televisión, menos espectáculos; más meditación y oración, más devoción a mi Madre y Madre vuestra también, más vida eucarística.
Hijo, por muchos de mis sacerdotes soy tratado como un objeto, ni más ni menos que un objeto cualquiera. Sin embargo Yo, Jesús Verbo Eterno de Dios, Dios como el Padre mío, estoy realmente presente en el Misterio del Amor, en el Misterio de la Fe.
Si mis sacerdotes tiene el valor de poner la mano en el arado para dar inicio a este saneamiento interior, Yo estaré con ellos. Yo los ayudaré,los asistiré, los consolaré a fin de que no fallen en sus santos propósitos y grande será también ayuda, la asistencia de mi Madre.
Desde aquí hijo mío,- dilo a tus hermanos sacerdotes-desde aquí se necesita iniciar la gran reforma para purificar y sobrenaturalizar mi iglesia en buena parte paganizada.
Para esto deberían mis sacerdotes encontrarse, para elaborar en hermandad de intentos, los planes de defensa personal y social de mi Iglesia.
No teman: Yo estaré en medio de ellos. Entonces si que les haré conocer mis caminos y mis pensamientos. En estos mis caminos los guiaré. Dilo hijo mío, sin miedo, sin temor, arroja tu pequeña semilla y reza para que no caiga en terreno árido sino en terreno fértil y fecundo.
Te bendigo. Ámame mucho.

CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. (Monseñor Ottavio Michelini)

SOMBRAS QUE ENVUELVEN MI IGLESIA.

No es nuevo el asunto del que te hablaré. Ya otras veces te he señalado las sombras que envuelven a Mi Iglesia.
Te he dicho sombras, esto quiere decir que son varias pero todas tienen una única causa: "grandes crisis de fe".
La fe no es un producto del hombre, sino es un gran don de Dios; es un fruto precioso de mi Redención que brota de mi Corazón abierto y misericordioso.
Yo soy la vida de los hombres pero la vida es luz que resplandece en las tinieblas y que las tinieblas no han acogido.
La vida, hablo de mi Vida divina, se la puede acrecentar, desarrollar, se la puede apagar o debilitar a tal punto de privarla de toda fuerza y energía.
Mi Cuerpo Místico está en crisis, está envuelto de sombras oscuras, como la tierra cuando en el cielo se desencadena el temporal. Mi Iglesia está en crisis porque sus miembros están sofocando en la mordaza del materialismo, la Vida divina, la vida interior de la fe y con la fe, la esperanza y la caridad.
Te he hablado de lámparas apagadas, de lámparas que se apagan: son las almas de muchos sacerdotes míos y de muchísimos fieles en los cuales ya no late, ya no vibra la vida divina de la Gracia.
¿Para qué sirve una luz apagada? ¿Y un cadáver? Se lo entierra para evitar que de él se desprendan miasmas peligrosos e infecciones mortales.
Cada cristiano y, con mayor razón, cada sacerdote deben ser lámparas encendidas en el mundo envuelto en las tinieblas, para irradiar luz, para dar testimonio de Mi, Verbo de Dios hecho Carne, Luz del mundo.



COHERENCIA Y FIDELIDAD.

Para hacer esto, hace vivir la propia fe con coherencia y fidelidad.
En los últimos años muchas veces mi Vicario ha elevado con fuerza su voz iluminada. Sacerdotes y cristianos en gran numero no han prestado oído a sus palabras, no rara vez hechas objeto de befa e irrisión.
¿Cómo, hijo mío, no estar profundamente apenado por tanta insensata e impenitente conducta? El materialismo, que desde hace decenios y decenios se desfoga, alimentado por Satanás, ha contaminado a la humanidad; él está apagando cada vez en más almas el don incomparable de la fe, de la esperanza, de la caridad, de la vida interior y de la Gracia divina, sin la cual ninguno puede salvarse.
Hay si, en mi Cuerpo Místico, brotes vigorosos. Conocidos u ocultos a los ojos de muchos, serán los germenes fecundísimos de mi Iglesia renacida. regenerada y purificada en este actual desierto, porque tal se puede delinear hoy a mi Iglesia, donde abundan matorrales, cañas, espinas y ramas secas, volviendo el camino tan difícil a los buenos.
Pero cuando el incendio, que ya bajo las cenizas incuba, se inflame abrasará toda cosa, los numerosos retoños de vida recubrirán entonces el terreno purificado de los frutos de la locura humana, del orgullo, de la impureza y de toda otra abominación.
La tierra, como jardín exuberante y fecundo, dará asilo a los hombres vueltos juiciosos y sabios, reconciliados con Dios en Mí y entre ellos, y en el Amor vivirán en paz.

CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. (Monseñor Ottavio Michelini)

LA EUCARISTÍA.

Hijo, estoy además presente en la Iglesia en el misterio del Amor y de la Fe, quiero decir en el Misterio de la Eucaristía.

Estoy verdaderamente presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

Esta presencia mía, si fuera creída, sentida y vivida en toda la sublime maravillosa realidad divina, por todos mis sacerdotes, se transformaría en tal fermento de purificación y vida sobrenatural, que se podría transformar aún por solo mis sacerdotes, el rostro de la Iglesia y arrancar de mi Corazón misericordioso gracias y hasta milagros insospechados., pero por desgracia no son muchos los que creen firmemente.

La mayoría cree débilmente; no faltan los que en realidad no creen en mi presencia eucarística. Con razón mi Vicario en la tierra ha hablado repetidamente de crisis de fe, causa y origen de innumerables males.


DONDE HAY SUFRIMIENTO

Hay una cuarta forma de presencia mía en la tierra: estoy realmente presente en mis santos. Santos son aquellos que viven de mi Vida divina. Estoy realmente presente en mis Santos que más tenazmente persiguen las más audaces conquistas de todos las virtudes cristianas.

Estoy realmente presente en los que sufren; donde hay sufrimiento ahí estoy Yo. En fin estoy presente en las almas víctimas, en ellas encuentro mis complacencias, mis alegrías, ellas me recompensan abundantemente por las ofensas, insultos, blasfemias y sacrilegios de los que no me aman.

Ellas forman las delicias de mi Padre; las almas víctimas son las que han mitigado, detenido la ira de mi Padre por tantas iniquidades de esta generación perversa, que en lugar de apagar su sed en la fuente del Agua viva y pura, se afana en apagarla en las pútridas y enfangadas aguas de los pantanos llenos de miasmas.

Hijo mío, ámame mucho, sólo a Mí, con tu amor, con tú fe, con tu ofrecimiento. Te bendigo y contigo bendigo a las personas por quienes rezas diariamente.


BASTARÍA UNA MIRADA

Hijo, ¿Para qué sirven gloria, estima, riqueza y salud, prosperidad, ingenio y cultura si luego al final se pierde el alma?

Estas palabras fueron motivo para muchas almas de buena voluntad, de una radical regeneración espiritual o conversión.

Una seria y ponderada reflexión a esta invitación mía, puede llevar a las almas a la conquista de virtudes heroicas, a lograr la perfección y santidad.

Una seria meditación sobre esta advertencia mía ha llevado y puede llevar a muchas almas a descubrir aquella perla preciosa de la que Yo hablo en la parábola, por la que bien vale la pena cortar netamente con el pecado, a través de un resuelto desapego de los falaces bienes y afectos de este mundo. Y seguirme en el camino del Calvario, a cambio de una inmarcesible corona de gloria eterna en la Casa de mi Padre.

Hijo, el alma en pecado es como la piedra que, de lo alto, en virtud de la ley natural de la gravedad, se precipita hacia el fondo, aumentando en su caída de peso y de velocidad.

El alma en pecado se precipita hacia el fondo, aumentando en su caída el peso de sus culpas,de sus pasiones. ¿Qué ley natural puede detener e invertir una piedra cayendo de lo alto hacia abajo? ¿Qué ley natural puede invertir la bajada hacia abajo en ascenso hacia lo alto? Ninguna ley natural puede hacer este milagro. Solamente una ley de orden superior lo podría hacer.

Sólo Yo soy la ley sobrenatural, esto es la Fuerza divina que puede detener al pecador en su ruinosa bajada hacia el precipicio e invertir su rumbo de descenso en subida, hacia lo alto, hacia la Vida.

Esto es lo que mas ardientemente deseo hacer con todos los pecadores, pero en particular con mis sacerdotes arrollados por el maligno, por la concupiscencia del espíritu y de los sentidos. Bastaría una mirada suya hacia Mi crucificado, una invocación suya a mi Corazón misericordioso, y que según el ejemplo de Pedro, me dijeran: "¡Sálvame, Señor, porque me ahogo entre las olas!"

¡Oh, hijo mío, cómo sería solícito en alargarles mi mano, para traerlos a salvo!


YO AMO A LAS ALMAS

¿Te das cuenta de la trágica situación de muchos sacerdotes míos que están caminando a grandes pasos hacia la condenación eterna de su alma? ¿Puede haber sobre la tierra tragedia mas grande, más horrible que ésta?

¿Puede haber engaño más diabólico que el que se ha difundido en nuestros tiempos, por pseudo-maestros afirmando que el infierno no existe y que la Misericordia divina no podría permitir jamás la condenación eterna de un alma? Estos propaladores de heregías y errores quisieran anulada la Justicia divina, mientras deberían saber que en Mi, MISERICORDIA Y JUSTICIA SON INDIVISIBLES, porque en Mí son la misma única cosa.

Hijo mío, Yo soy la luz que ha venido a este mundo. La luz resplandece en las tinieblas, pero las tinieblas no la han acogido.

Yo amo a las almas. Quiero la salvación de las almas; para esto he venido, pero tengo necesidad de vosotros, de vuestra colaboración.

Vosotros sois mis miembros, y todos los miembros tiende al mismo único fin.
Yo tengo necesidad de vosotros, para que se cumpla en su plenitud el Misterio de la salvación. Según mi ejemplo, según el ejemplo de mi Madre Santísima, de los mártires, de los santos, debéis abrazar generosamente vuestra cruz y seguirme. Si la cruz os parece pesada, vosotros sabéis que Yo estoy en vosotros para aliviar el peso.

Hijo, te he dicho y te lo repito: éste es un deber de justicia y de caridad; nadie se puede sustraer de él, mucho menos mis ministros.

No temas, estoy Yo para conducirte. Ve hacia adelante, no retrocedas y no te preocupes. Han rechazado mi Evangelio, han distorsionado mi verdad, no han creído a las almas víctimas, a las que he hablado. En sus palabras he puesto el sello de mi gracia; han resistido a todo.

HE DICTADO A MARÍA VALTORTA, alma víctima, una obra maravillosa. YO SOY EL AUTOR DE ESTA OBRA. Tú mismo te has dado cuenta de las RABIOSAS REACCIONES DE SATANÁS..

Tú has comprobado la resistencia que muchos sacerdotes oponen a esta obra que si fuera, no digo leída, sino ESTUDIADA Y MEDITADA llevaría un bien grandísimo a muchas almas. Ella es fuente de seria y sólida cultura.

Pero frente a esta obra, a la que está reservado un gran éxito en la Iglesia renovada, se prefiere la basura de tantas revistas y de libros de presuntuosos teólogos.

Te bendigo como siempre. Ámame mucho.

UN HABITO APROPIADO. Confidencias de Jesús a un Sacerdote. (Monseñor Ottavio Michelini).

UN HABITO APROPIADO.

De lo alto han sido impartidas disposiciones con relación al hábito sacerdotal. Mis sacerdotes, viviendo en el mundo han sido segregados del mundo. Quiero a mis sacerdotes distintos de los laicos, no sólo por un tenor de vida espiritual más perfecta, sino también exteriormente deben distinguirse con su hábito propio. ¡Cuántos escándalos, cuántos abusos y cuántas ocasiones más de pecado y cuántos pecados más! ¡Qué inadmisible condescendencia por parte de los que tienen el poder de legislar! Y junto con el poder, tienen también el deber de hacer respetar sus leyes. ¿Porqué no se hace? Lo sé: las molestias no serian pocas. Pero Yo no he prometido jamás a nadie una vida fácil, cómoda, exenta de disgustos. Quizá teman reacciones contraproducentes. No, el relajamiento provoca un mayor relajamiento. Funcionarios estatales, de empresas, de entes militares visten su uniforme. Muchos sacerdotes míos se avergüenzan, contraviniendo las disposiciones, compitiendo en coquetería con los mundanos. ¿Como, hijo, puedo no dolerme amorosamente? Quien no es fiel en lo poco, tampoco lo es en lo mucho. ¿Que decir, luego, del modo en que se administran mis Sacramentos por tantos de mis sacerdotes? Se va al confesionario en mangas de camisa, y no siempre con la camisa, sin estola. Si se debe hacer una visita a una familia de respeto, se ponen la chaqueta, pero la de Dios es mucho más que cualquier familia de respeto. También está prescrito vestido talar para el ejercicio del propio ministerio: asistencia a los enfermos, enseñanza en las escuelas, visitas a los hospitales, celebración de la Santa Misa, administración de los Sacramentos. ¿Quién se pone ahora el vestido talar para todo esto? Esto, hijo mio, es indisciplina que roza en ala anarquía. ¿Que decirte de tantos sacerdotes míos que no tienen tiempo de rezar, atosigados como están en tantas actividades inútiles, aunque aparentemente santas? Actividades inútiles porque les falta su alma, porque las falta mi presencia. Donde Yo no estoy no hay fecundidad espiritual. Pero cuántos sacerdotes tienen tiempo para ir a ver películas inmorales y pornográficas, con el pretexto de que se necesita conocer para juzgar. Esta justificación es satánica. Los santos sacerdotes, que jamás se permitirían tales inmoralidades, no serían hábiles para orientar y aconsejar a las almas...

SOMBRAS DE MI CUERPO MÍSTICO. Confidencias de Jesús a un Sacerdote (Monseñor Ottavio Michelini)

SOMBRAS DE MI CUERPO MÍSTICO.

Hijo, todos los miembros de un cuerpo tienden armoniosamente a un único fin,la conservación y el crecimiento del mismo cuerpo. Así en mi Cuerpo Místico, todos los mienbros deberían tender razonablemente al supremo bien del Cuerpo Místico, que es la salvación de todos los miembros de los que esta formado. El hecho de que estos miembros sean libres e inteligentes, capaces de discernir y de querer el bien o el mal, constituye una razón más para que todos tiendan al bien común.

Sin embargo no es así.

Seducidos y engañados muchos miembros, rompiendo la armonía del Cuerpo del que forman parte, persiguen el mal tenaz mente, dañando no sólo a si mismos, sino a todos los otros miembros del cuerpo.

Si además, estos miembros son sacerdotes, ellos destruyen la armoniosa cohesión con un daño incalculable para si mismos y para comunidad cristiana entera.

En mi iglesia todos los sacerdotes deben tender esforzadamente al bien común de todas las almas, para esto han sido llamados, sin ninguna excepción.

No hay en Mi Iglesia distinción de fines: La finalidad es una sola para todos los miembros, de modo muy particular para mis sacerdotes: salvar almas, salvar almas, salvar almas.

El último sacerdote, (último en la forma vuestra de decir, porque podría ser el primero, como el Santo cura de Ars, último y primero), digo el último sacerdote que gasta su vida en el ofrecimiento de si mismo en el Santo Sacrificio de la Misa en comunión Conmigo delante de mi Padre, es hasta más grande que muchos dignatarios que no siempre lo hacen.

En mi Cuerpo Místico hay muchos miembros terriblemente enfermos de presunción, de soberbia, de lujuria.

En mi Cuerpo Místico hay muchos sacerdotes obreros, más preocupados por el lucro que por la salvación de las almas.

Hay muchos sacerdotes orgullosos de su "saber hacer", es decir de su astucia. Olvidando que a menudo,aunque no siempre, el arte del saber hacer es el arte del mentir: esta es la perfidia o la astucia de Satanás.

Vuestro lenguaje sea simple y sincero: si es si,si; si es no, no: la verdad es caridad.

CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. (Monseñor Ottavio Michelini)

ESENCIAL Y URGENTE REVISIÓN.

Hijo todo comandante de estado mayor reúne periódicamente en torno a su mesa de trabajo a sus ayudantes. Con ellos revisa los diferentes planes de defensa y también de ataque; se da quehacer para que sus planes estén siempre bien estudiados, preparados según el sucederse las relaciones de los varios pueblos circunvecinos, para que estén listos para toda coyuntura. Así hacen los hombres que tienen responsabilidades sociales.
También en mi Iglesia y en mis Iglesias se debería haber hecho otro tanto con el mismo diligente y solícito esmero. En mi Iglesia hay un inmenso ejército de confirmados que debe ser adiestrado para la lucha contra los enemigos del alma: LOS DEMONIOS, LAS PASIONES Y EL MUNDO.
Toca a la Jerarquía, a los varios estados mayores de las Iglesias locales, organizar y conducir esta gigantesca batalla que se combate desde la creación del hombre y continuará sin interrupciones hasta el fin de los tiempos.
Ya he dicho que los hombres, ya sea tomados particular o socialmente, son objeto y víctima de esta lucha contra las oscuras y tenebrosas potencias infernales, para las que TODA INSIDIA Y SEDUCCIÓN SON BUENAS CON TAL QUE SE PIERDAN LAS ALMAS.
Ya no se presta fe a esto por parte de muchos. Al no creer, no se valoran las fuerzas ni las posibilidades del Enemigo por lo que resulta imposible conducir una guerra bien organizada, si de ella no están convencidos ni sobre el plano individual ni sobre el plano social.
Es laudable la diligencia con el que algunos estados mayores preparan sus planes, convencidos de estar cumpliendo un deber. Es deplorable por el contrario la inercia de parte de estados mayores de otras Iglesias locales, que no saben ni preparar, ni ejecutar sus planes de defensa ni de ataque contra todas las fueras del Mal.



HASTA DEMASIADAS COSAS.

Se hacen si muchas cosas: a veces hasta demasiadas cosas, que sirven bien poco para el fin, que es el de desbaratar las fuerzas del Maligno.
Los enemigos de la Iglesia del bien y de la verdad se han hecho atrevidos y prepotentes; avanzan cada vez más y se hacen cada vez más insolentes, llegando a subvertir las leyes divinas y naturales ¿Por qué, hijo Mío?
Muchas responsabilidades pesan sobre mi Iglesia por los muchos males que la afligen, a la base de los cuales está LA CRISIS DE FE, LA CRISIS DE VIDA INTERIOR.
No raramente se ha llegado a ser cómplices de los enemigos de Dios y de la Iglesia. DEBILIDAD, MORBOSO AMOR AL PRESTIGIO, FALTA DE UNIDAD, VERDADERA Y PROPIA ANARQUÍA. Ha sido desfigurada la fisonomía de los hijos de Dios y de los ministros de Dios.
¡Es tiempo de despertar! Es tiempo de poner la segur a la raíz. Quiero decir que es tiempo de responder a mi insistente invitación a una VERDADERA CONVERSIÓN, ANTES QUE SEA DEMASIADO TARDE.
Es tiempo de que los diferentes estados mayores de mis Iglesias cesen de perder tiempo en cosas o iniciativas inútiles. TIENEN EL YERRO DE NO IR A LAS RAÍCES DE LOS MALES.

CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. Monseñor Ottavio Michelini.






JUECES DE LAS CONCIENCIAS

Eso lo saben ellos y lo saben también muchos confesores que continúan absolviendo todo y a todos. Por la mañana Santa Comunión, que al fin no es santa, por la tarde se frecuentan bailes, lugares y encuentros en los que la exaltacion de la sensualidad es ley.

Los adúlteros se confiesan ya con la seguridad de que no faltará el sacerdote siempre pronto a absolverles. Se han olvidado las palabras claras y precisas "NOLITE PONERE MARGARITAS ANTE PORCOS". Se ha olvidado que los Sacramentos son los frutos preciosos de mi Redención. Se han olvidado las palabras con las que Yo, Salvador y Liberador, he conferido a mis Apóstoles y a sus Sucesores el poder de perdonar o retener los pecados.
Se han olvidado muchos sacerdotes de que han sido constituidos jueces de las conciencias. Y es función del juez, en el ejercicio de su profesión, el indagar sobre los delitos, sobre la entidad de los delitos.

La facilonería con que se absuelve siempre todo y a todos no responde al designio de mi Misericordia sino a un plan de Satanás. Transformar los medios de salvación en medios de condenación, y desacreditar el valor infinito de la Gracia y de los medios por Mí queridos para distribuirla.

Te he hablado de Misas sacrílegas, ahora te digo que a las Misas puedes añadir las Confesiones sacrílegas, a veces doblemente sacrílegas. De las Comuniones sacrílegas he aquí, hijo, dónde están las raíces. Este laxismo que vuelve indiferenciable lo lícito de lo ilícito, el bien del mal, ¿donde tiene sus raíces? He aquí por qué urge la revisión sin vacilaciones.

Las consecuencias son por sí mismas comprensibles. Para muchos sacerdotes el sexto y el noveno Mandamiento no tienen ya razón de ser. Esto es suma soberbia, esto es quererse sustituir a Dios, esto es no creer en Dios, esto es no creer en la Omnipotencia, Omniscencia y Omnipresencia de Dios.

Satanás a continuación induce a sacerdotes a que repitan su pecado de soberbia y de desobediencia. Él ha encontrado aliados fieles en mi Iglesia, induciéndoles a hacerse colaboradores suyos en la obra de desmantelamiento. Pero Satanás y estos sus colaboradores ¿ignoran tal vez mis palabras que no cambian: "YO ESTARÉ CON VOSOTROS HASTA LA CONSUMACIÓN DE LOS TIEMPOS Y LAS PUERTAS DEL INFIERNO NO PREVALECERÁN"?

¡MI IGLESIA SERÁ PURIFICADA, SERÁ LIBERADA MI IGLESIA!
Lo exige mi amor por ella, lo exige la justicia, lo exige mi Misericordia. De esto no se tiene la apropiada visión.

CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. Monseñor Ottavio Michelini.

YA NADA ES PECADO
Muchas cosas, hijo mío, voluntariamente las repito para imprimir mejor en el alma de mis sacerdotes este punto focal de la pastoral actual. Sí, se absuelve todo y a todos sin ninguna discriminación.Para muchos sacerdotes es además tan fácil absolver, porque ya nada es pecado...

La pureza ya no es una virtud; la paternidad responsable, que justamente entendida es cosa buena, se ha vuelto motivo de todas las licencias en las relaciones matrimoniales.

Bajo el pretexto de favorecer la cultura se autorizan las lecturas más perjudiciales en las que los gérmenes de la lujuria y de los errores filosóficos y teológicos se arrojan sin parsimonia.

Hoy todo está basado en el fraude, en el hurto; la justicia exige que el confesor se asegure del serio, eficaz propósito de restituir lo quitado. Muchísimas veces, ni siquiera se advierte al penitente de este estricto deber.

En nombre del progreso, para convencer al penitente que el confesor es hombre moderno a la altura de los tiempos se cierran ambos los dos ojos.

Estas cosas se pasan por alto por quien tiene la responsabilidad de combatir el mal desde sus raíces, siempre, en todas partes y sin descanso para no ser superados (como en verdad lo seréis) en esta oscura y tremenda hora que estáis a punto de vivir.

Te bendigo y Conmigo te bendicen la Madre y San José.


DESESPERADA MALDAD
Hijo mío, no es nuevo el asunto del que te hablaré esta tarde. Te he hablado de él varias veces en precedentes Mensajes. Se trata de la lucha que Satanás ha desatado contra el hombre. Al no poder afrontar directamente a Dios, lo combate indirectamente descargando su desesperada maldad (hecha de odio, envidia y celos) sobre el hombre destinado a colmar los vacíos abiertos con su rebelión a Dios.

Satanás es llamado príncipe de las tinieblas porque su fundamental intento es el de oscurecer y ensombrecer la luz de Dios en las almas.

Dios es Luz, Satanás es Tinieblas. Dios es Amor, Satanás es Odio. Dios es Humildad, Satanás es Soberbia.La guerra declarada por Satanás al hombre en odio a Dios ha asumido proporciones tan vastas y grandiosas en su horrible realidad que no tiene comparación en la historia humana. La guerra, en general, está formada por una cadena de batallas. Esta batalla, de una guerra que continuará hasta el fin de los tiempos, es la más grande y pavorosa. Su epílogo no está lejano, sucederá por la directa intervención de la Madre mía y vuestra.

Ella aplastará de nuevo la cabeza de la Serpiente. Ella, la humilde Sierva del Señor, por su humildad ha vencido la soberbia y el orgullo, y definitivamente lo vencerá al fin de los tiempos.

Satanás es tinieblas y por tanto no ve. Su desesperado orgullo se lo impide. Sin embargo teme la derrota de esta batalla, que para él será motivo de vergonzoso envilecimiento, mientras para mi Iglesia purificada será motivo de un largo período de paz y así también lo será para los pueblos nuevamente sanados de los muchos males de los que hoy sufren.

Por esto Satanás ha empeñado todas sus posibilidades y las de sus legiones. Todas las astucias, todas las insidias de su naturaleza corrompida pero rica en innumerables dones de potencia, de inteligencia y de voluntad, son usadas en su loca tentativa, nacida y madurada en él a partir del momento de su rebelión a Dios.

Destruirme a Mí, el Cristo, el Verbo de Dios hecho Carne, y la Iglesia salida de mi Corazón abierto son la meta desesperadamente anhelada, y tenazmente perseguida.
 

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